lunes, 22 de marzo de 2010

Cap 5

Mientras caminaba al ritmo de los pies de la otra gente, iba pensando que sucedería si pudiera desatarme.
Volví a la realidad y me dí cuenta que eso no es posible.

Quería llegar rápido a casa y poner mi cara en el vidrio empañado y frío de la ventana, contar los autos que pasaban.
Conté solo uno.

Miré el árbol de la plaza y me estaba invitando a subirme en el.
Me moje hasta los calcetines y Nora los colgó en una silla al lado de la estufa.
Cuando comenzaba a contarme sobre las propiedades de su nueva planta, queme las tostadas apropósito para ir a comprar pan.


El espejo me mostraba unos ojos brillantes, pero no me recordaban a nadie, quizás esta vez esos ojos si eran míos.
Me acurruque en el rincón de mi habitación, estaba húmedo y siento frío por un momento, después no lo sentí más, estaba sonriendo.

No me arrepiento, hoy fue un día en el que me deje llevar por los impulsos y podría haber ido corriendo a pies descalzos hasta aquel lugar.
Estaba en la esquina y no quería sentirme agitada por que Nora se daría cuenta, estaba tan roja que parecía una pared más del pasillo. Estaba contando mis lapices y aun tiritaba.
No podía creer que todo lo que hice, lo hice yo.
Tal vez crecí

Se que nadie se puede gastar una tarde completa imaginando cosas posibles, pero reducidas a imposibles si se trata de mi.
Suria no lo creería.

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